Muchos hemos pasado por la difícil experiencia de decidir cuál será la mejor manera de invertir esos ahorros que tanto esfuerzo no han costado.
En verdad, no es una pregunta que tenga una respuesta sencilla, considerando lo complicado del asunto y de las consecuencias de equivocarse, que pesan sobre la decisión. Y, como en casi todo, no hay una fórmula universal que se pueda aplicar a ojos cerrados para todo el mundo. Pero trataré de mencionar algunos aspectos que pueden ayudarte a pensar.
Todo lo que debes tener en cuenta antes de invertir
Primeramente, debes estar claro sobre cuál es el “horizonte de inversión” que te planteas, es decir en el plazo de tiempo, mirando al futuro, en que estás dispuesto a dejar esos recursos invertidos, sin que necesites utilizarlos. Esta variable es en mi opinión muy relevante, porque de ella dependen otras cosas.
Si tu horizonte de inversión es corto (digamos menos de unos dos o tres años), necesariamente tus opciones de inversión se limitan a instrumentos bancarios o de mercado de capitales que tendrán rendimientos bastante bajos, pero a cambio tendrás mucha seguridad de que no habrá fluctuaciones en el valor (nominal) de tu inversión. El mayor problema con este tipo de inversiones es que la inflación puede comerse el valor adquisitivo de tus ahorros y al final del plazo podrías estar teniendo menos capacidad de compra de la que tienes ahora. Por eso, invertir en horizontes cortos es generalmente poco efectivo.
Si tu horizonte de inversión es mayor (más de tres años y menos de cinco), puedes orientarte con más confianza hacia instrumentos del mercado de deuda (bonos), que pueden ofrecerte rendimientos un poco más atractivos y -dependiendo del caso- ganarle a la inflación esperada en ese mismo plazo. Pero siendo realistas, las rentabilidades posibles no serán mucho mayores a la inflación, por lo que en estos plazos lo más que podemos esperar es mantener el valor de nuestros ahorros.
Ya si tu horizonte inversión es mayor de cinco años, se abren muchas otras posibilidades, tanto en inversiones en activos financieros a través de la bolsa de valores , como en activos tangibles, como bienes raíces, negocios en marcha, obras de arte, etc.
¿Cual es tu horizonte de inversión?
0-3 años
3-5 años
5-10 años
Más de 10 años
A medida que nuestro horizonte de inversión sea más largo, podemos aventurarnos en inversiones que ofrezcan más rentabilidad, pero que seguramente tendrán fluctuaciones de valor apreciables durante el periodo de tenencia.
Pero, ¿por qué es importante para nosotros evaluar la posible variación de valor de nuestras inversiones durante el período de tenencia?
La respuesta tiene que ver con varias cosas: En primer lugar, yo pondría la posibilidad de que necesitemos liquidar esas inversiones en algún momento imprevisto, antes del horizonte de inversión que nos habíamos propuesto. Si esa posibilidad se hace realidad, es cuestión de suerte nada más que logremos vender las inversiones a un precio mayor que su costo, siendo igualmente posible que esa situación imprevista ocurra en un monto de mercado a la baja, y así venderíamos nuestra inversión a pérdida, destruyendo el objetivo de ganancias que teníamos. Entonces, en la medida de que nuestra necesidad de liquidez sea mayor, más importante será reducir las fluctuaciones (la volatilidad de la cartera de inversiones) aunque esto conlleve reducir igualmente las expectativas de rentabilidad. Este punto es fundamental, ya que muchas personas miran los gráficos o las tablas de rendimiento históricamente obtenidas por algún índice o cartera de inversiones y las comparan con su portafolio, a veces sin entender que la volatilidad de los comparables es diferente y no tomarla en cuenta hace el ejercicio similar al de comparar peras con manzanas.
El otro aspecto que considero importante evaluar en materia de volatilidad es puramente subjetivo y tiene que ver con la sicología de cada uno de nosotros. Me refiero al nivel de ansiedad que nos puede generar el ver las variaciones de valor de nuestra cartera. Hay personas a quienes le resulta muy incómodo y les genera angustia ver que su inversión está por debajo del precio que costó. Hay otras que -por su naturaleza o porque están confiadas en el comportamiento resistente de los mercados- no se alteran mayormente ante mercados en retroceso. De manera que tocará también auto-evaluarnos y establecer cuál es nuestro nivel de tolerancia.
Una vez que logremos establecer dónde ubicarnos en ese “continuum” imaginario entre rentabilidad esperada y volatilidad tolerable, viene la pregunta sobre dónde invertir nuestros ahorros; pero eso lo abordaremos en la próxima entrega. Gracias por su atención.
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