Inicia un nuevo año y se cierra el 2022, que será recordado como un año traumático en los mercado financieros, tanto por la intensidad de las pérdidas (más de 20% en el índice S&P500) como por lo amplio del fenómeno, que no sólo afectó a las acciones, sino que se extendió al mercado de bonos, tanto públicos como privados, al punto que no se veía tal nivel de caída en su precios desde hace 30 o 40 años, dependiendo del tipo de bonos.
El efecto de esta desvalorización en los marcados tanto de renta fija como variable, puso a la prueba la validez del lugar común según el cual una cartera diversificada entre acciones y bonos sería menos riesgosa y estaría mejor preparada para soportar choques en los mercados.
Lo ocurrido tomó a todos por sorpresa y -al inicio del 2022- casi ningún economista y ningún banco central anticipaba que el año estaría marcado por una inflación extendida globalmente y persistentemente alta. El efecto de la toma de conciencia de esta realidad fue una repentina y quizás violenta subida de las tasas de interés, acompañada de anuncios por parte de los bancos centrales de que éstas de mantendrían altas y crecientes mientras no se lograra bajar la inflación. Concurrentemente, la también sorpresiva invasión rusa a Ucraina, en febrero, agregó al clima de riego el ingrediente del miedo de una escalación de la guerra y los problemas de suministro de energía, cereales y fertilizantes.
La postura generalizada por parte de los bancos centrales, que quizás no tomó en cuenta suficientemente lo que estaba desarrollándoselas en Ucraina, impactó tanto a los precios de las acciones, que éstos se derrumbaron, porque una subida de intereses lleva siempre a ese resultado, y también en los precios de los bonos, porque éstos van siempre ene sentido contrario al movimiento de las tasas.
Entramos al 2023 con un coro unánime de voces que anticipan una desaceleración económica global y recesión. Veremos si esta vez el consenso es acertado, pero ya la experiencia nos ha enseñado que los modelos econométricos que se utilizan parecen estar aún lejos de la perfección, o al menos así son los que tienen eco en los medios de comunicación. Yo tengo la expectativa de que el año en curso será de recuperación en los precios de los activos de inversión y que empezaremos la remonta del terreno perdido en el 2022, no sin que ello tenga un camino accidentado.
Nuestros Portafolios, conformados por ETF de acciones y bonos, no se escaparon en el 2022 de los estragos ocurridos en los mercados. a pesar de estar altamente diversificados en sectores, industrias, regiones y emisores. Esto nos da una medida de lo amplio que abarcó el efecto de las subidas de interés y de lo relevante que son las acciones y/o anuncios de los bancos centrales. Lo cual nos lleva a pensar que interpretar las acciones de los bancos centrales es la clave principal para leer lo que pasará en los mercados.
Nuestro estilo de inversión sigue basado en la premisa que los mercados financiero son impredecibles, dado el creciente número de variables que los afectan y la interrelación que existe entre ellas, y que no es estable en el tiempo. La premisa que acompaña a ésta es que el ingenio humano, la creatividad, la ciencia y la capacidad de cambio y adaptación son enormes y los sistemas económicos y políticos del mundo son aún suficientemente robustos para hacer posibles que las adversidades se superen y que - en conjunto- haya crecimiento económico y mejoras en el largo plazo, aunque a lo largo del tiempo veremos siempre una alternabilidad entre cuales países, industrias y sectores de la economía avanzan y cuales retroceden.
Por ello la estructura estratégica de nuestros Portafolios queda sustancialmente invariada , con exposición a mercados y emisores diversos, en diferentes geografías. Nuestro aporte en la búsqueda de una buena relación riesgo-rendimiento es ajustar los pesos de los diferentes ETF, en función de lo que la información disponible y la experiencia nos indica serán las fuerzas que moverán a los mercados.
Para el comienzo del año, hemos realizado ajustes en los Portafolios que implican una mayor exposición al sector de renta fija (bonos, tanto de gobierno como corporativos y municipales) y en sector de renta variable una mayor exposición global, reduciendo la postura en Estados Unidos y Europa y aumentando Asia. Adicionalmente, hemos reducido la exposición a sectores de crecimiento por estar aún bajo el peso de los intereses elevados y aumentado la de sectores más defensivos como el consumo básico y los materiales, que deberían tener buen desempeño si el efecto de la reapertura de China se materializa según lo esperado.
Les agradezco una vez más por la confianza en mis servicios y por confiarme sus ahorros y les reitero mi disposición para atenderles en lo posible, si desean cualquier aclaratoria.
Feliz Año 2023 para ustedes y sus Familias!
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